Empecé a escuchar el nombre de Otto de la Rocha a mediados de los años sesenta cuando, en Radio Corporación, su personaje en los cuentos de Pancho Madrigal se hizo inmensamente popular, al igual que la canción de su autoría que desde ese entonces se escucha al iniciar este programa. Eran evidentes sus capacidades como actor de radio, a la par de su reconocimiento como uno de los jóvenes compositores de la llamada música regional nicaragüense.
En esos años sus canciones “La Pelo´e maíz”, “Una canción” y “Plutarco Malpaisillo” ya lo inscribían entre los más importantes compositores de la canción nacional, heredero directo del creador del Son Nica, Camilo Zapata; Erwing Krüger y Tino López Guerra. Creó su propio Son Nícaro y sus discos sonaban en todas la emisoras radiales y en las Rockonolas de todos los pueblos. Mi hermano Carlos trabajó con él en su programa Corporito y compartió con Otto varios proyectos radiales, muchos años antes de que supiéramos por nuestro padre de que el famoso Otto de la Rocha era nuestro tío.
Después del triunfo de la Revolución, nos encontramos con él en Radio Sandino donde Carlos y yo teníamos el programa “Guitarra Armada”, y más de una vez pude disfrutar de ver a Otto hacer sus personajes creados por él y compartiendo con otro hombre de radio como fue Chuno Blandón en “El tren de la seis”. En los años ochenta fueron incontables los conciertos, actividades artísticas y culturales que compartimos dentro y fuera de Nicaragua. Siempre cariñoso, con un sentido muy especial del humor pero que no lo manifestaba fuera del escenario o la cabina de la radio.
Tuve el honor de producir su LP “Aniceto Prieto” en la empresa de discos del Ministerio de Cultura ENIGRAC. Ahí pude compartir con él las canciones de su autoría y las canciones recopiladas y del folklore nacional que lo convirtieron en una de las figuras más emblemáticas del canto popular nicaragüense. Sus versiones de “Son tus perjúmenes mujer” (recopilada por Los Bisturices Armónicos), Palomita Guasiruca (recopilada por Erwing Krüger) y “Tininiska” (canción anónima miskita) son únicas y parte del legado de Otto a las futuras generaciones.
Además de haber sido merecedor de la “Orden Cultural Rubén Darío”, en los últimos años fue uno de los primeros artistas homenajeados por el Festival del Son Nica que organizaba MOVISTAR, donde tuve el honor de cantar una versión de su canción “Pinolera”; y su composición “Una canción” siempre estuvo en mi repertorio, como una de las canciones de amor más lindas del cancionero nacional.
Humilde, sencillo y pícaro lo recordaré siempre. La noticia de su muerte, aunque sabíamos que se encontraba delicado de salud desde hace algunos años, y sufriendo varias crisis en los últimos meses, nos sacudió el alma y lo lloré como a un hermano.
Me duele mucho no haber estado para darle nuestro abrazo y acompañar a su familia, especialmente a su esposa Georgina en estos momentos tan duros. Vivimos tiempos terribles de despedidas constantes y distancias obligadas. La partida de nuestro querido Otto quedará para siempre en nuestra memoria como una fecha muy triste que jamás olvidaré.
Por caminos, veredas y pueblos, se seguirá escuchando a Pancho Madrigal, Lencho Catarrán y Aniceto Prieto, contando y cantando, con la “jodedera” propia de este personaje y querido artista que fue Otto de la Rocha, una referencia obligada de la cultura popular de nuestro país y sin duda alguna, auténtico patrimonio de nuestro pueblo.
Descansa en paz querido tío Otto.
Luis Enrique Mejía Godoy
Costa Rica, 25 de mayo 2020
En tiempos de exilio y cuarentena.
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