
Hoy tocó a mi puerta la mañana
con su cielo de camisa desteñida.
Hoy escribí una canción
con el temor de no amarla lo suficiente
y perderla.
Hoy me he reconocido
en el sonido de la lluvia
y soy fértil
pero me derrumbo
cuando oigo cantar en soledad
al guardabarranco.
¿Quién podrá acariciar el ala de mi verso
sin tomarme prisionero?
¿Quién querrá conmigo
repatriar las angustias
y fecundar de porvenir
los resplandores?
Luis Enrique Mejía Godoy
1989
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